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Episodio 3 - “Si no hablo por mí, ¿quién lo hará?” – Voces jóvenes sobre racismo, identidad y salud mental

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En este episodio, jóvenes comparten cómo el racismo, las microagresiones y la sensación de aislamiento cultural afectan su salud mental. Relatan el dolor de no sentirse vistos ni escuchados dentro del sistema escolar y los servicios de salud mental, así como la carga de tener que explicar o justificar constantemente su identidad.

La conversación explora cómo el racismo se cruza con otros factores como la clase social, el género o la situación migratoria, creando barreras únicas para acceder al apoyo. También hablan de sus formas de resistencia y de la importancia de contar con espacios seguros y culturalmente cercanos donde puedan expresarse sin miedo a ser juzgados o invalidados.

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Hola, buenas tardes o buenos días.

Me llamo Clara y formo parte del grupo del Casal de Joves de Roquetes. Estamos aquí en un nuevo episodio del podcast, esta vez para hablar sobre salud mental, en concreto en los grupos racializados y cómo les afecta. Creemos que es un tema súper importante.

Entonces, para empezar un poco el podcast, lanzo esta pregunta:
¿Cómo creéis que afecta la discriminación estructural y sistémica en la salud de las personas pertenecientes a estos grupos racializados o racialmente minimizados?

Yo también, al igual que mi compañera Clara, formo parte del Casal de Roquetes, que se encuentra en Barcelona. Las preguntas que voy a tratar por mi parte son:

  • ¿Qué barreras enfrentan las comunidades étnicamente diversas al acceder a servicios de salud mental?

  • ¿De qué manera los estigmas culturales sobre la salud mental afectan la búsqueda de ayuda en diferentes grupos étnicos?

Y bueno, yo creo que se puede abrir un gran debate.

Para empezar, me gustaría responder a la pregunta que hemos planteado sobre cómo afecta la discriminación estructural y sistémica a la salud mental de las personas pertenecientes a grupos racializados.

Como hemos dicho al principio, este es un tema sumamente importante. Sabemos que durante muchísimos años, y todavía hoy en día, hay un racismo que claramente se ve, sobre todo en las estructuras sociales. Por ejemplo, al acceder a una vivienda, muchas veces hay más problemas si eres una persona racializada que si eres una persona blanca.

Y con todo ese conjunto de problemas, si ya de por sí tienes dificultades relacionadas con la salud mental —por tu propia vida, tus propios retos—, esto se suma y complica aún más la situación.

A veces es extraño hablar desde mi posición, porque sé que no formo parte de este grupo de personas, pero entiendo que todo esto hace que la vida sea el triple de difícil. Si ya existen barreras para personas que no sufren racismo, imagina lo que supone para quienes sí lo sufren.

Entonces, si ya tienes tus propios problemas con la salud mental, con cómo está el panorama social hoy en día, es obvio que esto afecta muchísimo más, incluso al buscar ayuda, a sentirte preparada para asumir este tipo de retos y afrontarlos.

No me gusta hablar desde una posición que no me corresponde, sobre cómo lo viven otras personas, pero sí me gustaría hablar de ello para concienciar, desde lo que pueda, sabiendo que lo hago desde un privilegio. Me gustaría también que mis compañeras desde Manchester pudieran compartir su opinión.

Hola a todas.
Aquí Chim, desde Manchester. Lo que suena de fondo es una alarma, lo que hace un poco difícil pensar, pero he escrito una respuesta. ¿Está bien si la pongo en el chat? A menos que necesitéis que hable directamente, ya que esto es un podcast. En ese caso, lo haré. Pero sé que esto también está siendo usado para el estudio.

Mi respuesta:

La discriminación sistémica afecta a la salud mental de la gente que pertenece a grupos minorizados.
Para mí, lo que he visto es que se nos ve típicamente como más agresivos o histéricos que los blancos europeos. Usualmente se nos da medicación como única respuesta a nuestros problemas. Sin embargo, el apoyo práctico es necesario para resolver temas relacionados con la salud mental.

Personalmente, no me gusta depender demasiado de la medicación. Actualmente estoy reduciendo mi dosis de diazepam para no volverme dependiente. Hay otros medicamentos, como los que tomo para el TDAH, que sí necesito seguir tomando. Esto es solo por poder funcionar, porque dependo de ello para mi vida diaria.

Creo que, con mucha frecuencia, se impone la medicación a los grupos marginados. Por lo tanto, deberíamos pensar en resultados de terapias ocupacionales y otras formas de intervención antes que solo recetar medicamentos, especialmente cuando hablamos de personas racializadas o marginadas.

Yo soy Zainab, del grupo Mindset Revolution.

Pienso que las preguntas que Clara ha presentado son muy buenas. Es importante empezar identificando las barreras que enfrentan las comunidades étnicamente diversas. Esto se puede analizar desde distintas perspectivas, pero una manera clara es desde lo geográfico y lo económico.

Por ejemplo, en Manchester hay mucha diversidad étnica, pero también una gran inequidad y privación en el acceso a servicios de salud mental en ciertas áreas. Culturalmente también hay barreras. Mucha gente se siente culpable por pedir ayuda, o ha tenido malas experiencias previas que les impiden volver a buscarla.

No puedo hablar por todos, ni siquiera por mi propio grupo, pero desde mi experiencia personal, ha sido tanto lo económico como lo geográfico. La calidad de los servicios de salud mental definitivamente no es buena. Hay listas de espera larguísimas, lo que hace que sea muy difícil conseguir una cita a tiempo.

Bueno, a mí me gustaría hablar.

Primero de todo, dar las gracias a Clara porque lo ha hecho muy bien, y me gustaría responder a las preguntas que yo misma he formulado.

¿Qué barreras enfrentan las comunidades étnicamente diversas al acceder a servicios de salud mental?

Aunque no formo parte de un grupo minoritario, sí es verdad que en nuestro barrio, en Barcelona, hay mucha inmigración. Últimamente, muchas personas vienen de fuera a ganarse la vida como pueden, y esto puede afectar a su salud mental.

La gente no está concienciada de lo que supone llegar de otro país, no saber cómo relacionarse, no hablar el idioma… ya ese simple hecho puede afectar mucho.

Se les critica por su etnia, por cómo son, y esto influye en sus relaciones personales y su salud mental.

Por ejemplo, un problema que veo es que muchas personas no saben identificar la ansiedad o la depresión, o no tienen herramientas para comunicarse claramente con otras personas. A veces ni siquiera tienen los papeles en regla, lo que hace aún más difícil acceder a servicios básicos como un psicólogo.

Aquí en España la sanidad pública ofrece un psicólogo si lo necesitas, pero la lista de espera es muy larga. Aunque el servicio sea gratuito, si no tienes los papeles, no puedes acceder.

Para continuar, me gustaría plantear cómo influyen las experiencias de racismo —tanto individuales como institucionales— en la salud mental de estas personas.

Desde mi experiencia, y lo que he vivido con amigas que sí pertenecen a grupos racializados, hay una sensación de soledad y de no poder pedir ayuda fuera de su comunidad. Esto da mucha pena, como sociedad, porque estas personas ya enfrentan suficientes dificultades.

Como decía Teresa antes, esto puede derivar en problemas de salud mental más graves como ansiedad o depresión. Y eso se agrava cuando se suman obstáculos externos que te hacen sentir fatal.

El racismo es un sistema opresor que tú no puedes controlar. No depende de ti, y te deja solo, junto con otras personas que también sufren lo mismo. Entonces, la pregunta es:
¿Cómo podemos luchar contra esto también desde nuestra posición privilegiada?

Para resumir:
El racismo obviamente influye negativamente en la salud mental.
Ojalá pudiera hacer algo para solucionarlo, aunque sé que no depende solo de mí.
Pero sí puedo preguntarles a mis compañeras de Manchester qué piensan ellas sobre esto.

Bueno, me gustaría dar las gracias a Clara,
porque me ha gustado mucho su intervención. Estoy muy de acuerdo con ella. Es difícil ayudar desde una posición individual, pero creo que desde el movimiento popular sí podemos hacer algo. Tal vez no dentro del marco legal o gubernamental, pero sí organizándonos desde abajo. Creo que podemos lograr grandes cosas si actuamos colectivamente.

Pienso que una forma de abordar estos problemas institucionales
es enfocarnos en la pobreza infantil. Si ponemos atención en el bienestar social y promovemos proyectos comunitarios, podemos reducir brechas.

Ofrecer sesiones de bienestar —no clínicas— es una buena manera de acercarse a la salud mental sin depender solo del sistema médico.

Para terminar,
Estoy muy de acuerdo con lo que se ha dicho.
Además del racismo, también influye el poder socioeconómico.
Si tienes dinero, puedes acceder fácilmente a servicios de salud mental. Si no, es mucho más difícil.

El racismo es una parte del problema, pero no la única. En este sistema capitalista, todo depende de tus “méritos” y de lo que puedas pagar. Esto convierte la situación en algo mucho más complejo que solo los estigmas o la discriminación.

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