🎴 El Tarot del Teatro Legislativo: Leer el sistema para reescribir el futuro
No vinimos a pedir permiso.
Vinimos a barajar el sistema.
Porque ya no basta con hablar de participación si seguimos hablando en el idioma de las instituciones.
Porque la salud mental no cabe en un protocolo.
Porque hay jóvenes que conocen mejor que nadie la experiencia de la espera, del colapso, del “vuelva usted mañana”.
Y porque cada carta que no se reparte es una historia que se pierde.
Así nació el Tarot del Teatro Legislativo:
no para adivinar el futuro,
sino para leer los bloqueos,
activar la memoria, y ensayar lo posible.
El taller “el Tarot del Teatro Legislativo” nació en el marco del proyecto translocal Youth Mental Health Beyond Borders, una colaboración entre jóvenes de Mindset Revolution (Manchester) y el Kasal de Roquetes (Barcelona), unidas por la convicción de que la salud mental debe ser repensada desde las experiencias de quienes más la han visto vulnerada. Especialmente cuando se entrecruza con el racismo, la precariedad habitacional y la violencia institucional.

La sesión formó parte de un proceso más amplio de Teatro Legislativo (ver contexto aquí(Abrir en una pestaña nueva)), en el que estos grupos juveniles co-crearon una serie de recomendaciones políticas a través de la creación escénica y el debate con personas responsables de políticas públicas (ver propuestas aquí(Abrir en una pestaña nueva)). Pero como suele ocurrir, después del aplauso aparece la verdadera pregunta:
¿Cómo hacemos que se cumplan estas propuestas?
Ahí entra en juego el Tarot del Teatro Legislativo.
Diseñamos una baraja que no busca predecir el futuro, sino transformarlo. Cada carta es una herramienta simbólica para navegar los obstáculos, tensiones y oportunidades que se presentan en los procesos de toma de decisiones. Una forma de ensayar la confrontación, revelar el poder, y presionar con imaginación táctica.
El taller comenzó con una serie de prompts poéticos creados por Nadia Nadesan, integrante del equipo de Platoniq, que sirvieron de guía para que las personas participantes crearan sus propias cartas. No eran arquetipos genéricos, sino figuras construidas a partir de la memoria colectiva, la resistencia cotidiana y las heridas abiertas del presente:
– La Guardiana de las Mareas, que recuerda los tratados rotos y las casas arrasadas por el cambio climático;
– El Ladrillo que Habla, surgido de las asambleas de escalera y huelgas de alquiler;
– La Intérprete, que encarna el trabajo emocional de las hijas de la migración;
– El Archivo Inquebrantable, que sobrevive a la violencia burocrática de las fronteras invisibles;
– La Llama Suave, protectora de los espacios seguros, del cuidado y del consentimiento.

Desde el inicio del taller dejamos claro que no estábamos allí para diagnosticar ni para resolver un dolor individual. Se trataba de mapear las fuerzas que dan forma a nuestras realidades compartidas, y darles nombres, rostros, voz. Crear una baraja de tarot para nuestro tiempo:
enraizada en la memoria colectiva,
capaz de hablar a los sistemas que dañan o cuidan,
y dirigida a quienes más deben escuchar: las personas con poder institucional.

El tarot, por supuesto, no es neutral. Aunque sus formas más populares se codificaron en la Europa del siglo XVIII y XIX, sus raíces más profundas nos llevan a otros lugares. La estructura misma de la baraja —con palos, figuras cortesanas y arquetipos— puede rastrearse hasta las cartas mamelucas del Egipto del siglo XIV, que viajaron a Europa a través de rutas comerciales por Al-Ándalus y el Mediterráneo. Esas cartas, con palos como espadas, copas y monedas, sentaron las bases de los mazos europeos, incluido el tarot.
Los significados actuales de cartas como el Loco o la Torre surgieron mucho después, tras capas de simbolismo cristiano, reinterpretaciones esotéricas y apropiaciones coloniales. El tarot es, en realidad, una tecnología híbrida —nacida del cruce cultural, la traducción espiritual y las relaciones de poder. Por eso mismo, trabajar con tarot en contextos de justicia juvenil y salud mental nos obliga a preguntar:¿Cómo podemos interpretar e integrar la historia intercultural del tarot en nuestros movimientos sociales?
Creemos que sí. Y que todo empieza por invertir su uso.
En lugar de leer el futuro individual, practicamos leer el presente colectivo. El taller se convirtió en un ritual especulativo: ¿Y si un grupo de jóvenes precarizados leyera el tarot a quienes están encargados de implementar sus propuestas políticas? No para pedir, sino para mostrar. No para rogar, sino para señalar el camino. Para hablar desde la complejidad vivida con la claridad del símbolo.
Las cartas se inspiraron en los roles clásicos del Teatro Legislativo: la Protagonista (quien vive la opresión), el Bloqueador o Antagonista (la norma, estructura o figura que la sostiene), la Agente de Cambio (quien abre una grieta), el Coro (las fuerzas invisibles que configuran el fondo), y la Joker —la facilitadora del proceso, que ayuda al público a intervenir en escena y ensayar lo impensable.
La simulación se centró en una propuesta específica del proceso: "Consejo de Responsabilidad y Legado"(Abrir en una pestaña nueva). A través de las cartas, el grupo juvenil volvió a traer al espacio la urgencia de su implementación, no con otro PDF o PowerPoint, sino con historia, metáfora y confrontación simbólica.

Pero el tarot reveló algo más: su potencial como herramienta de participación inclusiva. En el Teatro Legislativo no todas las personas quieren (o pueden) levantarse e intervenir en escena. Algunas no se sienten cómodas hablando en público. Otras no encuentran su voz en los formatos teatrales o institucionales.
El tarot ofreció otra puerta de entrada. Más lenta. Más emocional.
Una manera de participar sin actuar.
De disentir sin gritar.
De hablar sin ser interrumpida.
Nos permitió ensayar cómo la memoria colectiva; y no solo la experiencia individual del trauma, puede convertirse en el terreno sobre el que imaginar políticas públicas justas.
Pero por ahora, dejamos una pregunta sobre la mesa:
¿Qué carta le tocaría a tu institución?
¿Y sabría cómo leerla?
0 comentarios
Para añadir un comentario, inicia tu sesión o regístrate.